ME MUERO
ME MUERO
Soy más que reacia a los médicos, no confío en ellos. Pero mi cara gris pálida delataba enfermedad.
Esto tenía que ser serio, no me encontraba nada bien, mi habitual velocidad con la que compito contra esta loca sociedad de la prisa compulsiva había descendido de forma incontrolada a un nivel de senectud terminal; y mi temperatura y tensión marcaban una preocupante anormalidad. El malestar era más general que el mismísimo Patton.
Pero lo peor era mi conciencia, ésta me aseguraba incluso creo que de forma hasta jocosa, que no podía quedarme ya mucho calendario que recorrer, ¿igual hasta es que sufro de tendencias suicidas, o depresivas, o qué se yo de mis locos delirios de enferma sin retorno?
Así que finalmente aquí estoy, en la consulta de mi desconocido médico, esperando me confirme mis peores augurios. Porque esto tiene que ser serio, no me encuentro nada bien…
─Que pase el siguiente. ─Dijo, y entré a agorero paso de cortejo fúnebre. Seguro que vaticinando el mío próximo─. … Vamos a realizarte un análisis, y a ver que nos dice ─me dijo.
No aguantaba un segundo más, y en cuanto le vi leyendo el resultado le pregunté sin dejarle siquiera terminar.
─¿Qué es Doctor?
─Doctor dice ─Rió divertido el mecánico de robots de su aseguradora─. Me han llamado muchas cosas en esta vida, pero Doctor… ─Y volvió a reír más airadamente todavía─. Es el sensor de aceite, se te ha roto el enlace, ¿Cómo has esperado tanto para venir?, casi te achicharras.
Jorge Asteguieta Reguero, julio de 2009

Jorge Asteguieta Reguero, julio de 2009
