Mi título

Jorge Asteguieta

REFLEXIÓN APOCALÍPTICA






Autor: Jorge Asteguieta Reguero

 

REFLEXIONES SOBRE EL FIN DEL MUNDO
 
Estoy yo algunas veces tan relajado y tumbado en mi sofá cuando me pongo a pensar en las catastofres: plagas, guerras, maremotos y terremotos, todo esas cosas con que los agoreros fatalizan desde que el hombre posee conocimiento de existencia… y ya seguramente desde antes aún.
 
Y aburrido yo continúo pensando, ¿pero cómo en este siglo XXI nuestro, un debate que deambulaba tan rancio y gastado ha podido cobrar de nuevo máxima fuerza. Además ocupando, día sí y día también, portadas y titulares de primera plana? El fin de mundo, el temido Apocalipsis...; sí, mejor estaría pensando en las vacaciones, en la playa, en esas fritangas de terraza con vistas al mar… pero es lo que tiene esto de pensar.
 
Mismamente, ayer jueves, estuve de vinos y pinchos con mis amigos, llovía y llovía, el cielo, descarado, hasta se atrevió a escupirnos granizo. Un tiempo demencial que parecía más informáticamente programado que producto del azar temporal.
Si es que… este frío no cuadra con este tiempo nos decíamos.
Y seguro que, la semana que viene, nos asamos de repente de sofocante calor profetizábamos con casi un convencimiento total y unánime.
­ Esto es el fin del mundo que nos esta avisando de su llegada comentábamos incluso hasta riéndonos.
 
Meteoritos, planetas errantes, epidemias y pandemias, el cambio climático, supervolcanes, la crisis económica, el final del calendario maya. Y el ultimo artista invitado, el acelerador de partículas, el LHC que creará un agujero negro que nos engullirá a todos y a todo, aunque Canales se harte de repetir que es imposible. Todos son temidos y se expanden saltando de boca en boca y de idioma en idioma a velocidad hipersónica.
Luego están las múltiples sectas que anuncian mas que vaticinan un próximo fin del mundo, un fin que servirá  para redimirnos de tantos y tantos pecados cometidos.
Luego, también nos encontramos con los países más poderosos, de los cuales  presentimos tque raman futuras guerras de poder entre ellos. Se puede adivinar sangre y destrucción para lograr la supremacía y con un armamento, tan enormemente destructivo, que posibilitará desintegrar la tierra varios cientos de veces.
¿Tantas posibilidades y ninguna acertará?, si ya nos lo decía Juan Antonio, esto no puede significar otra cosa que no sea que el fin del mundo esta cerca, vamos, a un paso de llamar a la puerta.
Yo por si acaso me voy a echar una siestecita a tiempo, ahora que los niños también se han dormido. Sí, voy a dejar de pensar en cosas raras.
 
A eones de años luz de distancia, en una dimensión desconocida y ubicados en donde no podemos ni tan siquiera imaginarnos,porque ni intuimos su existencia ni conocemos su complejo funcionamiento, se aposenta la raza suprema. La creadora de todo lo que fue, es y será.
No le importa el tiempo, porque ella lo creó, no le importa la vida, porque fue ella quien la obró, no le importamos nosotros, porque nos estamos caducando. Somos como el juguete viejo que acaba en el trastero y del que no volvemos a acordarnos nunca mas. ¡Aburrimos! Somos insignificantes en un mas todavía insignificante universo y, claro, que también ellos han creado y que más que destruir están desatendiendo.
 
−Ésto ya me esta empezando a agobiar  −dijo él.
−Y a mi también, mañana pedimos un juguete nuevo −contestó su hermana.
−Una semana, solamente una semana y ya nos hemos hartado. Y esto de crear un universo que parecía que nos iba a entretener por lo menos un mes entero −se lamentó.
−La verdad es que no se me ocurre ninguna acción nueva que podríamos desencadenar en el cosmos para que nos durase la diversión unos pocos días más −Le dijo intentando animarle a proponer algo nuevo.
−No sé… un choque interplanetario; o mejor intergaláctico que acabaría con todo… Umm, no estaría mal como acto final. ¿A ti qué te parece? −preguntó entonces él.
−¡Venga, sí!, así decimos además que se nos ha roto y pedimos uno nuevo. A mí me apetece algo más virtual; esto de los dioses del univers está bien pero... es que no interactuamos casi con el juego y, por eso, nos ha aburrido tan pronto −contestó renovadamente ilusionada y ya casi olvidándose de su rol de diosa espacial y todocreadora.
−Vamos niños, a cenar, y no quiero repetirlo mas. −Les interrumpió la madre de divinidades.
−Vale, después lo acabamos −sentenció él.
−Jijiji −rió ella infantil.
 
Y el sol, repentinamente, dejó de lucir a normal intensidad hasta que pareció incluso apagarse. En la tierra, la oscuridad absoluta campó de repente en cada rincón. ¿Será éste el advenimiento apocalíptico tan manidamente vaticinado?
Al final es que todo es un juego de niños y, ya se sabe, los crios se aburren pronto de todo.
 
Papa, papa, despierta, que te has quedado dormido y nos dijiste que nos ibas a llevar a montar a las barracas.
Sí, sí… en la moto de policía, dejadme que me lave un poquito la cara y nos vamos.
¡Lo juro!  Es que ya no vuelvo a tomar mas tantos vinos con los amigos, porque al día siguiente… es que sueño unas cosas la mar de extrañas.

Autor: Jorge Asteguieta Reguero

Marzo 2009
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